jueves, 19 de junio de 2008

Bronca

Hoy me tocó ir a laburar a un barrio, lejos del centro. Lejos, en La Plata es una hora y algo de bondi, más o menos. Igual, no fui en bondi. 30 mangos de remis, no es tan lejos.
Hacía rato que no iba por ahí. He caminado bastante, para que negarlo. Pero hacía rato que no iba por ahí. Igual la sensación no cambió, casas alrededor del camino principal, todas parecidas, todas modestas. Dos cuadras para adentro... campo, campitos en realidad.
Y esa paz que uno admira/extraña/valora... que se yo.
El caso es que llegué para encontrarme con una veintena de trabajadores. Y no, no fue así. Y pregunté por qué. Y me contaron... "una de las chicas falleció ayer". Pero la loca había trabajado toda la semana pasada... "si, bueno, un aborto mal hecho".Así. Nada más. Cosas que pasan.
Y nada, soluciones de rigor, salí del barrio. Un par de reuniones más, un par de soluciones coyunturales más, y acá estoy. En casa. Con el calefactor al mango y sin frío. Pensando en que tengo que cocinarme algo y tengo opciones. Pensando en que tengo que terminar esta puta tesis y que esta carrera tan abstracta es lo único que ha logrado darme felicidad de manera casi continua durante dieciocho años. Pero que es al pedo. Porque para que las minas no se mueran por un aborto mal hecho se necesita algo más que algunos científicos. Aunque estos tengan conciencia social. Y si uno es feliz y las chicas se siguen muriendo por malos abortos ¿tiene sentido?.
No lo se, no lo voy a saber nunca. Y esta dualidad a veces se complica. Por un lado la gente, los barrios, los problemas reales. Por otro la ciencia, la buena literatura, la belleza... que se yo.
Lo único que se, a esta altura, es que no siento ni pena ni tristeza. Tengo bronca.
Y le pongo fichas a que esa bronca sea buena consejera.