dice Fito en una canción durísima. Pero algo de cierto tiene que haber.
Esta fue una semana de miedos.
Miedo a lo que vendrá. Miedo a tener que enfrentar lo que vendrá estando demasiado sola. Miedo a cansarse de pelearla. Miedo a seguir peleando y descubrir, seguramente tarde, que no valía la pena.
Miedo a las ausencias. A confrontarlas con mi hoy. Miedo a las presencias. Y a confrontarlas, también.
Miedo a no encontrarlo. Miedo a las palabras si lo encuentro.
Miedo a hacer daño. Miedo a lastimarse. Miedo a sentirse culplable. Miedo a serlo.
Muchos miedos. Miedos pequeños, medianos, grandes. Más o menos explícitos. Miedos con excusas, miedos tontos. Miedos disfrazados. Miedos embarazosos. Miedos, al fin.
Pero también en estos días vi de cerca el miedo en otros. De otros que importan. Y me reconocí en sus miedos. Y los encontré más o menos desesperados, más o menos quejosos, más o menos angustiados, más o menos resignados, pero sobre todo más o menos valientes. Miedosos, pero valientes.
Y pensé que ese espacio tiene algo más que miedos. En ese espacio mío están también los valientes otros. Y eso está muy bueno, porque contagian.
jueves, 27 de septiembre de 2007
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3 comentarios:
Como ya dije y repito: la única cosa que vale la pena asesinar es al miedo.
Adelante mi valiente!
me gusta eso de q la valentia se contagie....
a lo mejor logramos una epidemia para enfrentar los miedos colectivos
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