viernes, 13 de abril de 2007

No más que el frío del no invierno,
casi al pasar, un cigarrillo.
La ternura de tu voz en el teléfono
la ternura de tu cuerpo arrepentido.
Los ojos de mis ojos. El espejo.
Lo absurdo, en verdades devenido.
La ecuación de hoy y de mañana,
el teléfono, otra vez, y los zapatos
(son sólo los zapatos, no es la cama).
Los días que se empujan en desorden.
Dormir y descreer que haya olvidos