martes, 10 de abril de 2007

y es así...

sin ningún motivo obscuro. De pronto las calles recorridas una y otra y mil veces son bonitas nuevamente. Y una se acuerda de Pángaro y su "no quiero que me olvides, rayo de luna sobre la tres". El mismo otoño, la ciudad de siempre. Pero son esas cosas que trae la ilusión consigo. Así de pronto. Sin reparos, sin condenas, sin prejucios y casi sin juicios. Como siempre, una puede hacerse la tonta pero "¿quién no soñó una vez que la ilusión lo era todo?".
Y por qué no? Si.... ya se porque... Pero no importa. Por un rato nomás.
Mientras tanto la 47 está linda hoy, como siempre. En esa esquina nos encontrabamos con Li y los chicos jueves por medio, comprabamos la cerveza enfrente ¿ves?, en esa cuadra una noche en la que ibamos en muy mal estado (él y yo) nos cruzamos con el prof. de interacción y se me ocurrió conversar (no me voy a olvidar mientras viva!), en ese supermercado, cuando se llamaba distinto, veníamos con los chicos del colegio a robar fibrones para el centro de estudiantes, ¿te conté del centro de estudiantes?... fue hace mucho tiempo... demasiado.
Pero la 47 sigue estando linda, pese a que no haya azahares todavía.

3 comentarios:

Unknown dijo...

Y por qué la 131 es la 31? Yo creo que tener calles como números debe hacer a la gente diferente, sí, diferente.

Espirtual Fighter dijo...

La ciudad tiene un equilibrio entre cambiar y permanecer mágico que nos hace pensar. Invita a la melancolía pero también a la sensación de seguridad.

tambien lorena dijo...

La verdad... ni idea. La 131 podría ser 31 (y viceversa) sin violar ninguna de las reglas ordenadoras de la ciudad. En realidad entre la 23 y la 31 supongo que podrían ser 123 y 131. "Para qué?" se preguntaría el que viene por diagonal 74 desde Plaza Moreno para mi casa. "Obvio" dirían los amigos que vienen desde Los Hornos.
Menos mal que entre tanto orden alguna cosa parece hecha porque sí...